LOS ANTICUERPOS MONOCLONALES
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Los anticuerpos monoclonales son una poderosa
herramienta para el diagnóstico de laboratorio y un instrumento cada vez más
utilizado en el tratamiento de diversas enfermedades.
Los anticuerpos monoclonales han producido
desde su descubrimiento una revolución de gran calado en el diagnóstico y el
tratamiento de numerosas enfermedades. La utilización de anticuerpos
monoclonales humanizados y humanos ha mejorado notablemente su tolerancia. La
tecnología actual de fabricación de estos anticuerpos permite nuevos diseños
que pueden ampliar sus posibles aplicaciones en medicina.
El primer uso en terapia humana fue en 1982 para el
tratamiento de un linfoma. Pronto se vio que el uso de monoclonales murinos
arrastraba el problema de la tolerancia con producción de anticuerpos humanos
antimurinos que
disminuían su eficacia. Para solventar estas
dificultades se exploraron diversas alternativas, de las que las más
importantes son la quimerización y la humanización. La quimerización se
desarrolló en 1984. Por quimerización se entiende la producción de anticuerpos
monoclonales en los que solamente la región variable es de origen murino, y el
resto de las cadenas pesadas y ligeras es de origen humano. En los anticuerpos
humanizados sólo son murinas las regiones hipervariables de las cadenas ligeras
y pesadas. La mitad de los monoclonales utilizados en terapia humana son
quiméricos o humanizados.
Quimerización y
humanización de anticuerpos monoclonalesA) Monoclonal murino. B) Monoclonal
quimérico, en el que las regiones variables son de origen murino siendo humano
el resto de las cadenas.C) Monoclonal humanizado: sólo incluye los segmentos
hipervariables de origen murino. D) Monoclonal humano.
Otra alternativa son los monoclonales humanos
que se producen en animales transgénicos portadores de genes de Ig humanas; los
transgenes incluyen fragmentos de las regiones variables en línea germinal, lo
que les facilita la capacidad recombinatoria de los anticuerpos humanos. Las
vías de introducción de esos segmentos son los miniloci, los cromosomas
artificiales de levadura o humanos, y los vectores P1. Los animales pueden
tener inactivados los genes de sus Ig endógenas. Los monoclonales humanos son
más ventajosos por su menor antigenicidad y mejor tolerancia, y por su mayor
tiempo en circulación en relación con los quiméricos.
La tecnología de fragmentos de bibliotecas de
anticuerpo desplegados en proteínas de la superficie de fagos filamentosos,
introducida en la última década del pasado siglo, es otra posibilidad de
producir grandes repertorios de genes de las regiones variables de las Ig
humanas.
Es importante señalar que la tecnología recombinante
disponible permite además la fabricación de varios tipos de fragmentos
derivados de anticuerpos, entre ellos los F(ab’)2 sin región Fc, los
fragmentos Fab, los bivalentes o diabodies, o incluso trímeros o tetrámeros
llamados triabodies y tetrabodies. Estos
fragmentos permiten solventar algunos de los
problemas relacionados con la molécula completa del anticuerpo, mejorar la
avidez y facilitar la unión a determinadas dianas.
Su Utilidad y aplicación en patología humana es independientemente de su uso en técnicas
de diagnóstico, que han supuesto una revolución en el campo de la
histopatología o permitido el desarrollo de técnicas de laboratorio como la citometría
de flujo, las posibilidades de aplicación para tratar enfermedades humanas son
amplísimas. Dependiendo de la región Fc, la unión del
anticuerpo monoclonal al antígeno contra el que está diseñado puede facilitar
la producción de citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (ADCC) o citotoxicidad
por la activación del sistema de complemento. La propia unión al antígeno puede
bloquear receptores de la membrana celular, unirse a factores presentes en el
suero y evitar su unión a receptores, o inducir señales intracelulares. Las
consecuencias finales de estas interacciones son numerosas y han encontrado
aplicación en áreas muy diversas.
5To
de Ciencias “D”
·
LoreannysGonzalez
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